Joan Robinson, la economista olvidada por el premio Nobel
Joan Robinson, nacida en 1903 en Camberley (Reino Unido), es considerada actualmente como una de las economistas más importantes del siglo XX. Esta destacó en su carácter innegablemente innovador a la par que revolucionario en sus postulados y en su faceta como defensora de la justicia social y sería tras su estadía en la India, en la que mantuvo contacto con el subdesarrollo y la pobreza de primera mano. Y es que en palabras de John Maynard Keynes fue una de las integrantes más brillantes del grupo que a su juicio propio consideraba los mejores economistas de Cambridge.
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Y es que a pesar del impedimento que era en su época su condición de género, fue en el año 1933 cuando publicó su volumen La economía de la competencia imperfecta, en la que afirma que la competencia en los mercados siempre tiende a la imperfección, con la predominancia de monopolios u oligopolios y disipando la opinión neoclásica de la división entre competencia perfecta y el monopolio absoluto.
Posteriormente a
dicha publicación, colaboraría estrechamente con John Maynard Keynes, al que
ayudó en el impulso de su obra de la Teoría General del empleo, el interés y
el dinero, la que sería la obra maestra de este último. Este trabajo tuvo
consecuencias en la propia Robinson, ya que la llevó a interesarse e impulsar
temas como el monetario en lo relativo a intereses y dinero, publicando en 1952
La Tasa de Interés y Otros Ensayos
Y sería tras
participar en varios comités administrativos del gobierno británico, que en
viajes a China y Rusia se acrecentaría su interés y curiosidad por las
economías en desarrollo, lo que le llevó a que su sensibilidad política se
tornase cada vez más hacia la izquierda, al punto de que a pesar de su
admiración por el keynesianismo, nunca trató de ocultar sus simpatías hacia el
comunismo y expresando su admiración por la China de Mao, ya lo afirmó Sylvia Nasar en su novela mostrándola como la figura de acercamiento de los
economistas occidentales al comunismo soviético y erigiéndose como una
defensora de la doctrina marxista contra la economía contraria al
intervencionismo estatal del «laissez-faire». Con su obra Ensayo de economía marxista, publicada en 1942,
logrando ser uno de los primeros trabajos que analizaron las medidas económicas
marxianas y al propio Karl Marx en labor de economista.
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Pero sería La acumulación de capital la mayor obra de esta economista, en la que extendía al más largo plazo el trabajo realizado por Keynes. En esta obra incorporaría tres conceptos para el debate: la función de producción agregada, la función de producción y la medición del capital. Con medición de capital trata de explicar que la importancia para medir la tasa de beneficio es medir el capital heterogéneo y de ahí derivar la magnitud del beneficio por medio de la teoría de la productividad marginal y el capital como unidad independiente de la distribución y los precios.
Sería
en el último estadio de su carrera académica que junto a Paul Samuelson
tratarían de defender el keynesianismo frente al ataque que suponía el monetarismo de Milton Friedman, centrándose
sobre todo este autor en el estudio de la inflación esperada dentro de esta
corriente económica.
Y es
que si algo abanderó Joan Robinson con su marcada actitud
rompedora fue la necesidad de acercar planteamientos aparentemente herméticos,
tales como la Economía, a todos los ciudadanos. El trabajo de Joan Robinson es calificado de rompedor en
temas de suma relevancia actual como el estudio de la competencia y de la
carencia de esta, el monopolio y el oligopolio, el crecimiento económico o el
papel del capital en esta labor, logrando con su trabajo establecer muchas
áreas de investigación para las generaciones de economistas posteriores a ella
y siendo , ella también, la razón de críticas a los premios Nobel por no
otorgarle el referido premio en 1975, por razón de su cercanía a Unión
Soviética.
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